En el internado no solo se estudia, también se aprende.
Pero nadie es el poseedor del conocimiento absoluto.
Lo interesante es cuanto puedes hacer en el día con tu ingenio y cuanto puedes desarrollar con tus talentos. Todas las habilidades y destrezas personales son una buena carta de presentación.
Cuando decidí enseñar a mis compañero a hacer panes me daba un poco de no se que, pero me pareció curioso que el más interesado era el Director, no importa a la final es un buen amigo.
Les enseñe lo poco que se, algunos de mis compañeros tenían algo de conocimientos. Lo que ocurre a veces es que queremos presumir entre nosotros que sabemos hacer algo. Al momento de realizar hay muchos expertos opinando pero pocos trabajadores haciendo la obra. Pero es gratificante el poder comer del alimento que uno mismo fabrica o elabora.
No quiero ser orgulloso, ni menos creído, pero esta experiencia me deja mucho que decir que no se puede verbalizar porque se pierde el encanto.
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